Sarmiento, el sabor del trabajo bien hecho
Cada otoño, tras la cosecha, llega el momento de podar la vid para prepararla para la siguiente añada. Y aunque pueda parecer que a estas alturas las viñas ya han dado todo de sí, todavía les queda un último tesoro gastronómico: el sarmiento. Esas cepas que brotan de la nada, florecen y nos regalan los racimos de uva con los que elaboramos Finca Martelo. Y es que estas varas son una de las maderas más preciadas a la hora de cocinar por el característico sabor que otorgan a los alimentos. Especialmente si el sarmiento es de segundo año y está más seco.
Muchas regiones de España ven en el sarmiento como la recompensa a todo un año de trabajo. De ahí que la forma tradicional de disfrutarlo sea en parrilladas donde amigos y familias se reúnen para celebrar el trabajo bien hecho.
Aquí el plato estrella son las chuletillas de cordero lechal al sarmiento. Un maridaje ideal para Finca Martelo gracias a su frescura, con taninos dulces y sedosos, y elegancia. Y si a eso le sumamos una buena compañía, el #Martelismo está servido.
El maridaje cambia según la región, pero en todas se mantiene ese espíritu festivo. En Cataluña, por ejemplo, se suele utilizar en las calçotadas, donde la llama del sarmiento quema las capas exteriores y deja el corazón tierno y con su característico sabor dulzón. Incluso hay regiones como Alicante y Murcia que las aprovechan para preparar sus tradicionales paellas de monte (con conejo, caracoles…).
También se utiliza en la alta cocina, donde el humo y ese sabor tan característico que otorga el sarmiento se utiliza para llevar los platos a una nueva dimensión.